¡¡Dios los bendiga de buena manera!!

Le damos gracias a Nuestro Padre Celestial por estar
usando nuestras vidas para ayudar a bendecir a otros a nuestro alrededor, anhelamos llevar paz y amor a los corazones necesitados.

El Pastor y la Pastora de la Iglesia Cristiana "La Vid Verdadera'' Estuardo De Leon y Gilma De Leon
respectivamente, les hacen una cordial envitación a usted y a su querida familia a unirsenos para adorar y alabar a Dios, y a todo aquel que desee darle un nuevo proposito a su vida.


¡Nuestro Señor Jesucristo tiene la respuesta! : "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, Y NADIE VIENE AL PADRE SI NO ES POR MI"...San Juan 14:6

8/1/12

¿Podemos explicar todo el sufrimiento?


Tal vez lo más difícil de entender acerca del sufrimiento es cuando éste llega y no sabemos por qué. Debemos entender que hay tragedias que pueden ocurrir sin que podamos prevenirlas ni controlarlas. En tales circunstancias las Escrituras nos exhortan a orar, a pedirle a Dios que quite o que alivie un poco el problema o que nos ayude a afrontar la dificultad y sacar provecho de ella.
En su sabiduría, nuestro Creador no siempre nos da la respuesta que queremos. Es raro que nos revele la razón específica de las decisiones que toma. Sin embargo, siempre tiene buenas razones

La perspectiva de Dios es distinta a la nuestra
Por ejemplo, Dios liberó al apóstol Pablo de muchas dificultades, pero al menos en una ocasión no lo hizo, a pesar de las súplicas de Pablo (2 Corintios 12:7-10). En esa ocasión su respuesta a Pablo fue: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. En ese caso, fortalecer un aspecto espiritual de la perspectiva de Pablo o de su carácter era más importante que su bienestar físico.
Este ejemplo debe ayudarnos a entender que la perspectiva de Dios es distinta de la nuestra (Isaías 55:8-9; 2 Pedro 3:8).


El Padre Nuestro escucha todas nuestras oraciones.
El Padre Celestial algunas veces considera que las lecciones de carácter que necesitamos aprender son más importantes que nuestro bienestar físico y mental. En dichas ocasiones no debemos pensar que Dios no escucha nuestras oraciones, porque sí lo hace. Lo que ocurre es que algunas veces no queremos aceptar su respuesta, que nos dice “no”, o “no por ahora”, o como en el caso del apóstol Pablo: “Tengo en mente algo mejor para ti”.
Necesitamos estar conscientes de que Dios nos ha prometido no probarnos más allá de lo que podemos resistir (1 Corintios 10:13). Pablo nos dio un ejemplo extraordinario. Simplemente confió en la sabiduría de Dios y decidió continuar haciendo la labor que lo había llamado a hacer.

Si padecemos por hacer la voluntad de Dios, encomendemonos a El.

Si estamos abrumados por el sufrimiento y Dios no nos lo quita —especialmente cuando las circunstancias se escapan de nuestro control— debemos seguir el consejo sabio que nos da Pedro: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (1 Pedro 4:19). Veamos el sufrimiento específico que Pedro tenía en mente: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros . . . Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (vv. 14-16).

Nuestro futuro lo hacemos nosotros mismos.
Si el sufrimiento de cada persona pudiera ser rastreado hasta su propia transgresión de una ley específica, sería más fácil entenderlo y aceptarlo como una justa consecuencia. Pero es muy raro que sea tan simple.
Al darnos libertad de elección, Dios nos ha permitido que aceptemos o rechacemos su guía, que escojamos rebelarnos o someternos, tomar decisiones sabias o decisiones imprudentes. Al hacerlo así, no ha determinado nuestro futuro.
Tenemos libertad para manejar nuestro automóvil descuidadamente o después de haber bebido demasiado, libertad para llenar de toxinas nuestro medio ambiente, libertad para comer sin cuidar nuestra salud. Cada uno de nosotros tiene esta libertad, y lo mismo ocurre con todos nuestros semejantes. Todas nuestras acciones —y las de ellos— tienen consecuencias. La libertad para escoger es un regalo maravilloso, pero también nos impone una gran responsabilidad que no hemos cumplido muy bien, como lo evidencia nuestro mundo doliente. Esto nos permite entender un poco por qué gente inocente, incluso niños, algunas veces sufren por las decisiones erróneas de otros. En esas ocasiones es cuando más necesitamos del amor y el consuelo de Dios, de nuestra familia y de nuestros amigos.


Víctimas inocentes.
Ninguno de nosotros es inmune a las consecuencias de los actos, ya sean los nuestros o los de los demás. Tanto la persona que contrae una enfermedad con un origen indeterminado, como el pequeño niño que nace con una enfermedad congénita, tienen que sufrir por ello, aunque no sea necesariamente porque hayan hecho algo indebido.
Aquellos que resultan heridos o muertos en accidentes o en desastres naturales, con frecuencia son víctimas inocentes. No todo el sufrimiento es consecuencia de la desobediencia personal o de un comportamiento irresponsable de la persona que sufre. Aun en los Diez Mandamientos Dios nos recuerda que las consecuencias de nuestras acciones erróneas pueden afectar a nuestros descendientes por varias generaciones (Éxodo 20:5).



Lo inexplicable tiene respuesta.
La causa específica de cierto sufrimiento con frecuencia no puede ser explicada, al menos no en esta vida. A veces lo mejor que podemos hacer es explicarlo según el concepto que en la Biblia se menciona como “tiempo y ocasión” (Eclesiastés 9:11). Aunque Dios no es quien causa los accidentes, tampoco se dedica a gobernar la vida de cada ser humano hasta el punto de impedir toda desgracia. Pablo nos dice que “. . . vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). En esta vida nunca entenderemos completamente algunas cosas; sólo las entenderemos en el mundo venidero, he aquí la razón fundamental porque debemos aumentar la Fe en el Todopoderoso..

El Padre controla su Creación pero quien “gobierna el mundo” no es El.
Debemos darnos cuenta de que el sufrimiento que se produce como resultado del “tiempo y ocasión” no es un sufrimiento sin causa. Tal vez no esté relacionado con un comportamiento específico; no obstante, es consecuencia de uno o más patrones de conducta que la humanidad ha seguido desde la creación.
Al pecar, Adán escogió apartarse de Dios, y desde entonces el resto de la humanidad ha seguido el mismo camino. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
Una de las consecuencias de la decisión que la humanidad tomó de vivir contrariamente a las instrucciones de Dios, es que el mundo está a merced de los caprichos del “tiempo y ocasión”, y de las acciones de otros.
Más aún, La Biblia dice claramente que “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.”, el Diablo (1 Juan 5:19). Así pues, ¿qué ha hecho Nuestro Padre? Ha permitido que Satanás demuestre cómo gobierna él a la humanidad. Y también ha permitido que los seres humanos se gobiernen a sí mismos bajo la dirección de Satanás, así pues, con dolor y sufrimiento provocado por causa del mismo ser humano cuando se confirme que los rebeldes están equivocados, se reconocera que al Gran Dios es a quién debemos ayudar en su Eterna Obra Creadora. quienes puedan hoy con sinceridad reconocer al Gran Maestro de Maestros Jesís mismo podrán seguir adelante gozando del privilegio que es la Vida, y más allá aón, podrán entender que traspasados los sufrimientos, es necesario “expulsar” a todo espíritu, alma, ángel rebelde que no acepte los designios de Dios. Debemos acabar aceptando sabe que todos los ángeles,humanos y toda criatura celestial, que ame al Santo Creador, se beneficiarán cuando vean que Satanás y los demás ángeles rebeldes no tienen razón y que la humanidad no puede gobernarse a sí misma, y que es un gozo eterno depender de Dios conscientemente. Por el dolor y sufrimiento, aprendemos esta gran verdad que por amor al Padre expresó el profeta Jeremías: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jeremías 10:23)

Esto podría explicarlo todo, pero solamente quienes tiene Fe suficiente y permitan que el Espíritu Santo de Dios permanezca en su vida podrá comprenderlo cabalmente.
El mundo refleja la personalidad del espíritu invisible de “ la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Revelación [Apocalipsis] 12:9), de ahí entonces que con poca Fe no se pueden entender los propósitos del Creador, ni menos la Expiácion obrada por Nuestro Señor Jesucristo en su Vida, Muerte y Resurrección.
Satanás actúa con engaño, odio y crueldad. Por eso el mundo, que se encuentra bajo su control, está también lleno de engaño, incomprensión, trasgresión, idolatría, odio y crueldad.
El Justo sufre también con nuestros dolores, muchas veces se conmueve en lo infinito y nos evita el sufrimiento especialmente cuando sabe que no lo vamos a soportar. No obstante fundamentalmente el mayor sufrimiento proviene de la maldad encerrada en la Oposición a Dios y sus leyes decretadas, y por consecuencia hay tanto sufrimiento por causa de sus enconados opositores..

Conclusión:
Los Hijos de Dios saben que este patrón de pruebas y de maldad, y por consecuencia sufrimientos prevalecerá hasta que Nuestro Mesías Jesús mismo, regrese a establecer el Reino de Dios en la tierra. Entonces el mundo entero será lleno del conocimiento de Dios y de sus Justas Leyes (Isaías 11:9).
Y finalmente, la humanidad entera podrá vivir en un mundo justo y recto. Así como sabemos que  Dios perfectamente lo ha creado.

Fuente

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