¡¡Dios los bendiga de buena manera!!

Le damos gracias a Nuestro Padre Celestial por estar
usando nuestras vidas para ayudar a bendecir a otros a nuestro alrededor, anhelamos llevar paz y amor a los corazones necesitados.

El Pastor y la Pastora de la Iglesia Cristiana "La Vid Verdadera'' Estuardo De Leon y Gilma De Leon
respectivamente, les hacen una cordial envitación a usted y a su querida familia a unirsenos para adorar y alabar a Dios, y a todo aquel que desee darle un nuevo proposito a su vida.


¡Nuestro Señor Jesucristo tiene la respuesta! : "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, Y NADIE VIENE AL PADRE SI NO ES POR MI"...San Juan 14:6

La Palabra y la ¿autoestima?,

 Nuestra meta como cristianos es alcanzar una identidad clara con Nuestro Señor Jesucristo, ello es clave para el crecimiento personal, no obstante estrechamente ligados a estos conceptos esta  la autoestima, mas no como el mundo la considera.

¿Como alcanzar y disfrutar de una beficiosa autoestima?.

Dios nos habla a través de la Palabra, Nuestro Señor Jesucristo, sus Apóstoles y Discípulos, Profetas y Servidores en toda las Sagradas Escrituras profundamente,  ya que precisamente su  deseo es que especialmente su pueblo desarrolle todo su potencial, que maduremos emocional, y espiritualmente.


La Autoestima es una medida, es en sí  una estimación, opinión e imagen que se tiene de uno mismo. Es una valoración que cuando se tiene inunda tanto nuestro  espíritu como nuestro cuerpo físico. 

Con mucha frecuencia en estos tiempos de rápidas comunicaciones, escuchamos  frases como la autoestima buena o mala, baja o alta, positiva o negativa.

¿Cristianos o mundanos?

Entrando en el tema, necesariamente tenemos que preguntarnos con respecto en cuál parámetro  valoramos la estima personal. Y lamentablemente existe un gran abismo entre los criterios para definir la autoestima según la Palabra de Dios. y lo que se nos enseña de acuerdo a los parámetros del mundo que nos rodea y sus formas de aplicar ciencias y conocimientos. 
Antes de conocer a Dios nos valorábamos según estos criterios y medidas,  ya establecidos en la sociedad como importantes, deseables y "aceptables", y la mayoría  de estos, derivan de elementos  transitorios como el poder, el dinero, el nivel social, el éxito profesional o económico, los que  inequívocamente adulan e insuflan aquel "yo" que nos induce a legitimar la idea de que “valemos” más que otros e incluso llegamos a considerarnos como "un pequeños dios" que esta por sobre las enseñanzas que provienen Dios. 
Estos mismos criterios del mundo aparte de las medidas, nos llevan a hacer lo que sea con tal de no sentirse rechazados o de pertenecer a algún grupo que nos dé un sentido de identidad o propósito, y que aparentemente nos haría mantener una "alta" autoestima.


Claramente nuestra autoestima no debe ni puede  medirse por cuanto nos acepten los demás, ni de lo que tenemos o conocemos, ni siquiera de la opinión que tenemos de nosotros mismos en un momento determinado.
La autoestima de nosotros los cristianos depende exactamente de lo que  Dios nos dice que somos y de los que El ha hecho en nuestra vida. Nuestra valía depende de que en la práctica diaria podamos cada uno percibir cuan especiales  llegamos a ser  para Dios,  cuan aceptada y amada es mi persona tal cual como somos, porque somos "grato olor"para El Eterno Padre (2a a los Corintios 2:15-17). Nuestra autoestima se engrandece proporcionalmente cuando vemos  objetivamente lo que debo cambiar y mejorar frente a lo que Dios espera de nosotros en el uso de nuestro acabado y refinado potencial humano y la libertad absoluta para escoger lo bueno o malo según lo que El ha establecido, vale decir nuestra autoestima crece en proporción a cuan humildes somos ante Nuestro Padre Celestial.

Obviamente, nuestro parámetro o medida,  no es poca cosa, es muy alto: es llegar a la estatura de Nuestro  Señor  Jesucristo mediante la Gracia Divina, y andar como El  anduvo, no existe mayor motivación para un ser humano que viver esta verdad para alcanzar la Excelencia en todos los asuntos que le incumben al desarrollar la vida terrenal.


El Apístol Pablo, luego de evaluar detenidamente lo que valoraba antes de ser escogido por Señor, dijo: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”  (Filipenses 3:7)
¿A cuales cosas se refiere él? Habla de lo que él era, sabía y poseía antes de conocer a Nuestro Señor Jesucristo como Salvador y Mesías.
Nuestro Apóstol, como fariseo que fue, era poseedor  de una autoridad con la que perseguía a los cristianos, los arruinaba y encarcelaba, su prestigio y poder, su liderazgo, riquezas, estudios, ciudadanías, títulos, convicciones, experiencia, su honra,  en fin, toda una larga  lista a la que se refiere en este pasaje de las escrituras,.Esta larga lista que no esta completa  no difiere para nada con las  listas de muchos que hoy conocemos en distintos ámbitos de nuestras relaciones, y que sin dudas afectan nuestra estima.
El Apótol Pablo conoció a Alguien que cambio su escala de valores, su forma de ver la vida, y de verse a sí mismo. Lo que es verdaderamente importante y lo que no, y que lo llevó a ser poseedor de una autoestima que le dio el valor de presentarse ante el mismo César, símbolo del más grande poder humano conocido en aquella época, y predicarle el Evangelio de Dios.

No podemos negar que cuando conocemos a Nuestro Señor Jesucristo y obtenemos un testimonio del Espíritu Santo de la Deidad, generalmente, experimentamos una crisis de identidad, tal como lo tuvo el Apóstol Pablo, quien pasó de ser esclavo del pecado a ser un verdadero  hijo de Dios y coheredero con el Salvador de todas la pertenencias de Nuestro Padre Celestial (Romanos8:17).


Componentes de una beneficiosa Autoestima


La mayoría de las personas queremos tener una buena autoestima sin la intervención de Dios en nuestras vidas, y es esto lo que nos identifica como seres naturales, y se interpone y traba nuestro crecimiento espiritual. Ni aún haciendo uso de toda la libertad que poseemos es posible hacer crecer nuestra autoestima sin la intervención de Dios... 1 a los Corintios 3:5-9 ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.  Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

Ingenuamente en un principio se puede "creer" que se tiene una estima adecuada de sí mismo, inclusive se pude sentir a gusto consigo mismo y satisfecho sin considerar la presencia de Dios en nuestras vidas. Sin embargo esto no quiere decir que a los ojos de Dios no se viva en pecado y que podamos negar que estamos lejos de reflejar la imagen de Él en nuestras vidas. Ciertamente que como seres humanos nacemos alejados de Dios, es una parte ineludible de nuestra condición humana , pero ello es temporario, ya que dotado de espíritu que nos hace semejantes a Dios, en la misma proporción en que desarrollamos nuestro cuerpo físico y mental, se va acrecentando la necesidad de madurar espiritualmente, vale decir tomar conciencia de lo que nos aleja o acerca a Dios. Y esto es lo  que nos separa del resto de las especies que habitan con nosotros en esta tierra, la toma de conciencia de quiénes somos, de donde venimos, y hacia donde vamos.

Hemos nacido en una sociedad, la actual, con los valores trastocados, donde todo vale y es aceptado para "crecer", no es extraño que tengamos una imagen hinchada y falsa producto del engaño con el que el enemigo declarado de Dios  nos seduce para que nos alejemos  de nuestro  Creador y desechemos el camino que nos conduce de vuelta a Su Presencia Eterna. Sugerencias, promesas y creencias erróneas no mantienen viviendo en medio de mentiras, de confusión, creyendo ser lo que no somos y, aceptando  como fundamento  para hacer crecer o "recuperar" la autoestima, el orgullo, la soberbia, las fornicaciones, el adulterio, la mentira, la vanagloria, etcétera, etcéteras.


La autoestima del creyente que ha hecho al Cristo el Señor de su vida es saludable y refleja:

-Seguridad:
Porque descansamos en la confianza  de que hemos llegado a ser hijas e hijos de Dios, y que sabemos que El esta en control de todos los asuntos de nuestra vida, porque libremente hemos optado por ello. no dudamos que Dios nos protege, provee, nos da la paz para no vivir en temor y ansiedad en este mundo que reniega de su Creador . Quien nos acompaña y consuela en tiempos de dificultad. Nos justifica con su perdón y nos reafirma con su amor y su gracia otorgada. Nos da la seguridad de la Salvación y la vida eterna (Juan 3:16; 2 Corintios. 3:4-6)


-Humildad:
Porque la humildad implica una evaluación realista de nosotros mismos, nuestras fortalezas y debilidades (Romanos. 1:1-6) reconociendo nuestra necesidad de Dios, estando dispuestos a obedecerle y servirle como hizo Nuestro Señor Jesucristo (Filipenses. 2:5-9)
Debemos tener presente que por la gracia de Dios somos lo que somos. Recordemos que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (1 Pedro 5:5), y que esto no significa someterse a los injustos designios de aquellos que  los usan  usar para burlar la humildad. 
Porque la humildad nos separa del  orgullo que no permite reconocer que Dios es el dador de todo lo bueno que hay en nosotros. Cuando somos orgullosos tenemos una opinión hinchada de nosotros mismos, eso es vanidad, como el fariseo que le daba gracias a Dios porque no era malo como los demás (Lucas 18:9-14) El orgullo es un pecado grave, es rebelión contra Dios. Fue el pecado que hizo caer al sabio Lucifer que llegó a creer que no necesita de Dios, porque puede ser semejante a El  en poder y gloria (Isaías 14:11-14).


-Amor a Dios, al prójimo y así mismo:
Porque el que no ama no ha conocido a Dios (1 Juan 4:8) este el fruto más importante del Espíritu, y esto incluye amarnos a nosotros mismos de acuerdo a la intencionalidad de Dios, al crearnos, vale decir amarnos a nosotros mismos para ser semejante a Dios en los frutos del amor servirle y adorarle.
Los cristianos debemos tomar conciencia que somos instrumentos del Espíritu Santo para dar a conocer el amor de Dios al mundo, y no es sólo un asunto de aceptar Su Palabra, es dar amor incondicionalmente.


-Capacidad de perdonar:
Porque al experimentar el perdón de Dios y su amor que ha sido derramado en nuestros corazones, somos liberados del resentimiento y nuestra autoestima automáticamente se beneficia, ya que esto implica libertad y principalmente de juicio, se amplía el horizonte del conocimiento, nuestra inteligencia puede ser usada en toda su extensión, y los beneficios por este hecho son bastos e incalculables. La mayor bendición que se nos adhiere cuando somos perdonados por Dios, es que podemos en la práctica  perdonarnos y perdonar a otros en forma constante, sin que esto signifique perder o claudicar frente al pecado de aquellos que no  nos aman y no valoran nuestros sinceros propósitos al amar (Mateo. 18:21-22)


-Respeto: 
Porque con el respeto nos valoramos y nos aceptamos como personas, valoramos nuestras opiniones y decisiones al tiempo que lo hacemos por los demás. Sin dudas que a estas alturas ya podremos reflejar desde nosotros la calidad de Hijos e Hijas de Dios, nuestro paso donde quiera que sea, será notado y dejara huellas indelebles entre quienes nos rodean. Nuestro hablar seráa claro y limpio, nuestra alegría por vivir será notoria.


-Autenticidad:
Porque de este modo no practicamos la hipocresía, ni tenemos miedo a  que otros conozcan nuestras debilidades, sabemos que estamos en un proceso de crecimiento que vamos por este mundo buscando la perfección, que nos habilita para continuar ascendiendo en nuestra vida eterna. Esto permite que se construyan relaciones sinceras basadas en la honestidad, no tendremos ya nunca má miedo a las consecuencia, no buscamos la aceptación del mundo y sus actividades, nos reconocemos: "estando entre el mundo, sin ser parte de el". .


-Capacidad de logro:
Porque  nos sentimos capaces de alcanzar las metas que nos proponemos, emprender grandes proyectos que antes no soñábamos realizar. Agradecemos a Dios quien nos prepara y equipa con dones y capacidades para el servicio al cual nos ha llamado, y esto no sólo incluye predicar La Palabra de hecho, con el ejemplo y los logros en nuestras actividades demostramos que ser de Dios no sólo es una aspiración es una realidad llena de una dinámica creadora..


-Sentido de satisfacción y éxito:
Porque al saber que tenemos un propósito maravilloso y eterno, que la vida es un don precioso, algo único y valioso, al hacer las cosas como para el Señor, dando lo mejor de nosotros nos queda el agradable goce de que se ha hecho la voluntad de Dios.
El fracaso  temporal  para alcanzar y lograr metas y objetivos, ya no se entiende, como algo negativo,  sino que las entendemos a cabalidad como pruebas necesarias, ellas vienen a ser lecciones importantes en nuestro constante  proceso de crecimiento.


Seamos  lo máximo para Nuestro Salvador y Redentor Jesucristo, que nos conduce a Dios.

Cuando decididamente nos apropiarnos de nuestra nueva identidad en Nuestro Señor Jesucristo, llenos del Espíritu Santo, hemos dado con la clave que nos empuja automáticamente, milagrosamente a nuestro crecimiento personal. Sanados, recuperados por Dios, podemos  disfrutar de la libertad que se nos ha dado y tener una  benéfica autoestima, ya que en el uso de esa libertad con naturalidad somos introducidos en la constante de hacer el bién .
Y son  dos cosas que necesitamos hacer para mantener y elevarnos en esta constante de aumento de nuestra autoestima:

1.- Transformar nuestro sistema de Creencias y establecer consecuentes pensamientos ligados a La Palabra.
Lo que creemos y pensamos  determina nuestro comportamiento. Somos el resultado de lo que pensamos, no somos frutos del azar o la suerte. Es por eso que debemos modificar nuestra forma de pensar y las creencias equivocadas que afectan negativamente nuestro crecimiento y autoestima. En Romanos 12:2 se nos indica lo siguiente:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Nuestro sistema de creencias se afianza en lo que valoramos y creemos que es importante para tener paz, éxito, ser felices, tener seguridad, estima, sentirnos satisfechos y realizados. Por lo tanto, es indispensable para nuestra madurez emocional y espiritual que nos fundamentemos en las Sagradas Escrituras, ellas no fueron escritas ni reveladas para tiempos pasados, ni son una adaptación a los tiempos presentes, son La Palabra del Yo Soy, del Dios Eterno, del Espíritu Eterno y Unico (Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano.), el mundo moderno es una creación del hombre, y en el somos solamente descubridores de lo que no conocíamos, nuestra ignorancia anterior no implica desconocer  que Dios ya ha decretado las Leyes que rigen el Universo eternamente.
Y   Dios quiere que tengamos todas estas cosas del mundo moderno, computación, ciencia y tecnología no son para atribuirnos deleites carnales, porque si somos humildes y aceptamos Su consejo todo esto inequívocamente nos lleva a lo principal, que es el desarrollo de nuestro carácter a la semejanza de Nuestro Señor Jesucristo y por ese medio aceptarlo como el único medio para volver a la  presencia del Padre Eterno, el mayor testimonio  de lo que estamos afirmando, es que mires atu alrededor, despues al frente y puedes ver el buen uso que le estas dando a tu computador, al estar leyendo esta exposición, y después si lo desea seguir esplorando el Blog completo y de ahí conectarte con toda una red que esta al servicio de Dios, y que te aleja de un  mundo paralelo, donde priman el hedodismo, el comsumismo, el epicurismo que indefectiblemente debilitan, dañan la autoestima.


2.- Destruya las Fortalezas del "enemigo" en su vida, él busca que todo el género humano sea como él es.

En 2 Corintios 10: 4-5, hallamos una alerta para poner en practica:
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, ”

La palabra griega que se traduce como fortaleza es “echo” que significa “aferrarse donde hay una fortificación”. Una fortaleza es cualquier cosa a la que nos aferramos, que termina por aprisionarnos. La palabra “destrucción” implica un poder tremendo. 
Si enfrentamos una fortaleza en nuestra vida solo con las fuerzas humanas tal vez no lleguemos muy lejos. Es como derrumbar a puños una pared de ladrillo. Hagámoslo con el poder de Dios, con sus armas que son la oración, el reconocimiento de nuestras faltas y pecados, el arrepentimiento, la confesión de ellos ante Dios, y la alabanza y la adoración a El.
Para destruir las "fortalezas perniciosas" en nuestras vidas debemos:
a.- Reconocer  quien nos  mantiene en la cautividad y las fortalezas perniciosas:
Estas fortalezas son construidas por el engaño del enemigo que nos hace creer que así estaremos protegidas del dolor y el rechazo. El resentimiento y la amargura son fortalezas, al igual que la manipulación, la violencia, los desordenes alimentarios y sexuales, las adicciones, muchos trastornos mentales y emocionales, y muchas otras disfunciones que se adhieren al carácter y la personalidad humana.
¿Cuántas veces hemos  intentado destruir cualquiera de  estas perniciosas fortalezas que afectan nuestra vida, y que por no derribarla nos hemos sentido impotentes y derrotados como personas?

b.- Estemos de acuerdo con Dios: ¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de quien es usted y acerca de nuestras perniciosas fortalezas que nos afectan de sobremanera? 
Derribemos los argumentos y las explicaciones equivocadas que nos hemos dado para mantener estas "fortalezas" en nuestras  vidas. Son solo excusas para no cambiar, para no humillarse (2 Crónicas 7:14) Seamos honestos con nosotros mismos y con Dios. Si confesamos nuestros pecados ante El, tenemos al Mediador, al Justo que pago el más alto precio expiatorio ante el Padre, para que fuéramos perdonados y limpiados de toda maldad” (1 Juan 1:9) y ser sanados (Stg. 5:16)
Dios nos dice a través de las Sagradas  Escrituras lo que es bueno para nosotros, lo que debemos pensar y hacer para prepararnos para  toda buena obra (2 Timoteo. 3:16-17)
Tenemos muchos ejemplos de como con Fe se ha obrado para derribar fortalezas. Uno de ellos es cuando se derribaron los muros de Jericó, estos cayeron   en respuesta a la obediencia y a la fe de Josúe y el Pueblo de Israel, 
c.- Sometamos  nuestros  pensamientos a la verdad: Llenemos  nuestras  mentes de la Palabra de Dios, no sigamos mintiéndonos, no tratemos de ocultar a Dios nuestros adulterios y fornicaciones, nuestros pecados no son desconocidos para Dios, ni menos El puede pasarlos por alto. Apropiémonos sin temor ni vacilación de las promesas y verdades de Dios, de todo lo que es puro, recto y bueno. Como hijos e hijas vueltos a   Dios hemos recuperado  una mente semejante a  la de Nuestro Señor Jesucristo, y si persistimos en  sometermos a El, llegaremos a ser como El, y lo más importante: tenemos todo un resto de vida suficinnte para alcanzar este logro. (1 Corintios.  2:16)

d.- Neguemonos a nosotros mismos, esto tiene infinitas recompensas y aún desconocidas para nosotros, carguemos nuestra  cruz cada día y sigamos al Señor con alegría, que se refleje en nuestro rostro, en nuestras actividades, en nuestro hablar con pureza y claridad (Lucas 9:23): Esto implica no hacer conforme a los deseos de nuestra carne y someter nuestra voluntad a Dios. Es aceptar que estamos en un proceso de cambio, de crecimiento. Es algo más todavía, significa que podemos  descansar en Aquel que obra en mi un nuevo corazón y servirle de todo corazón según sea su voluntad.


Conclusión:


Una Beneficiosa Autoestima es el resultado de nuestra relación y consagración a Dios, es el resultado de asumir nuestra nueva identidad en Nuestro Señor Jesucristo el  Mesías  como hijas e hijos de Dios, y no es un fin en sí mismo, repito es el resultado de una Práctica constante.

Claramente nuestro crecimiento personal, valía y estima no dependen primero de una interacción con nuestro prójimo, ningún otro ser humano tiene la facultad de elevarnos, de aumentar nuestra autoestima sino Dios, son innumerables las personas, consejeros psicólogos, y otros más profanos, que desean asumir este rol, no lo dicen pero anhelan ser "dioses", con todo pueden ser una pequeña ayuda. 
Mas inequívocamente, el crecimiento de nuestra autoestima  depende  del grado en que la imagen de Dios se refleja en nosotros, de cómo asumimos la responsabilidad por quienes somos, por nuestras decisiones, y por como llevamos adelante cada día el propósito maravilloso de seguir al Salvador, al Cristo en el ministerio de reconciliación constante con Dios Nuestro Padre y Creador.

En el Nombre Sagrado de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

Recomendamos imprimir esta página para su estudio más detallado.
Versión documento click aquí